La tasa de desempleo en México disminuyó al 3.4 por ciento en el último trimestre de 2017, justo por debajo de su nivel anterior a la crisis y cerca de 2.0 puntos porcentuales por debajo del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El organismo internacional precisa que esta baja tasa de desempleo refleja en parte la falta de un sistema de seguro de desempleo y la alta incidencia del empleo informal, y refiere que más de la mitad de los empleados y trabajadores por cuenta propia están empleados informalmente.
“México debería avanzar con la reforma para introducir un seguro de desempleo que volvería más atractivo al empleo formal. Esta reforma ha estado en suspenso desde 2014”, estima en la nota país de su informe “Perspectivas del empleo 2018”, presentado este miércoles en París.
A diferencia de todos los demás países de la OCDE, agrega, en México la importante desaceleración del crecimiento de los salarios en la mediana de la distribución de los salarios durante la última década en comparación con el periodo previo a la crisis no estuvo acompañada de una desaceleración comparable en la parte superior de la escala de ingresos.
Esto pone de relieve la necesidad de implementar políticas que: aborden las barreras que las personas enfrentan para acceder a empleos de salarios más altos y de mejor calidad; y que reduzcan las desigualdades en el mercado laboral, anota.
Al abordar la evolución del mercado laboral en México, refiere que el empleo como porcentaje de la población de 15 a 74 años aún no se ha recuperado del impacto de la crisis económica mundial.
Señala que si bien ha habido algunos avances en los últimos años, México sigue estando por debajo del promedio de la OCDE en muchos indicadores de inclusión en el mercado laboral.
Destaca que la pobreza continúa siendo un problema apremiante en México. La tasa de bajos ingresos que captura la tasa de pobreza después de impuestos y transferencias para la población de 18 a 64 años, se situó en 13.9 por ciento en 2015, colocando al país detrás de Chile en la OCDE.
Expone que las mujeres enfrentan muchos desafíos en el trabajo en México y una clara desventaja con respecto a sus colegas varones. El ingreso anual promedio de las mujeres fue un 54.5 por ciento más bajo que el de los hombres en 2015, la tercera brecha de género más alta dentro de la OCDE.
Asimismo, apunta que mientras el 79 por ciento de los hombres mexicanos tenían un trabajo en 2017, sólo el 44.9 por ciento de sus pares mujeres estuvieron empleadas, una de las cifras más bajas en la OCDE.
Dicha diferencia de género en el empleo explica más del 70 por ciento de la brecha salarial de género en México.
Subraya que las brechas de género en el empleo en México siguen siendo altas hasta la edad de jubilación.
Como resultado, una parte considerable de las mujeres en México nunca reciben una pensión, además una parte significativa de las mujeres mexicanas nunca ingresa al mercado laboral, agrega.
No obstante, el empleo femenino ha aumentado en los últimos años inclusive entre las mujeres más jóvenes reflejando principalmente el aumento de los logros educativos y la caída de la fecundidad entre las mexicanas.
“México debería continuar sus esfuerzos para aumentar la oferta de cuidados infantiles públicos de buena calidad e invertir más para garantizar que las mujeres jóvenes participen en el mercado laboral a una edad temprana”, recomienda.